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Naufraga y peregrina

  • Foto del escritor: Moni Alba
    Moni Alba
  • 27 nov 2018
  • 3 Min. de lectura

Me encontré con un escrito que hice cuando apenas habían pasado 7 meses del fallecimiento de Dani y he querido compartirlo con ustedes, pues he entendido en este tiempo que nuestra historia puede ser la voz de consuelo que muchos necesitan oír y he decido permitir que mi historia de amor y pérdida sea una herramienta para que muchos puedan recibir una voz: a veces de aliento, a veces de exhortación, a veces una voz que te permite entender circunstancias que no has vivido y a veces una voz que te dice no estás solo en medio de la circunstancia que vives, en medio del dolor y las lágrimas. El escrito de hoy es una de esas voces con las que te puedes sentir identificado, una voz que no muchos están dispuestos dar a conocer, una voz que siente dolor, una voz que intenta entender y poner en orden un mundo patas arriba, una voz que dice sí yo también he pasado por ahí, pero que con el paso del tiempo y por bondad de Dios pasa de ser una voz que gritaba en medio de la desesperanza a una voz que florece en medio del desierto. A ti que has perdido un ser amado y te encuentras en medio de la tristeza y el dolor insoportable, te digo, no estás sol@, eres valioso, eres amado, nunca has sido abandonado por Dios, Él está contigo atravesando este valle de sombra y de muerte, y Él mismo poco a poco te guiará a pastos verdes, donde podrás descansar, te lo aseguro.

09.01.2018

Hubiese querido tener la fuerza necesaria para escribir más seguido estos últimos 7 meses, pero parece que mi cerebro se ha convertido en un desempleado distraído que no puede llevar a cabo el comando más sencillo existente. Desde siempre he encontrado en las letras la mejor forma de expresar el mar de pensamientos que surgen dentro de mí, inclusive cuando duermo.

Pero resulta ser que en este último tiempo no ha sido necesario un esféro, un papel. Existe otra forma de escribir, sólo que esa forma no puede ser leída por otros, a veces ni por mí. Es más bien como un lenguaje de una tribu o un pueblo nómada, es más bien una lengua muerta. Una lengua muerta que solo puede ser entendida por expertos. Pero no existen expertos en esto. Creo que yo me estoy convirtiendo en una, para poder descifrar a otros algún día. Esta otra forma de escribir también la conocen otros como llorar. Así que no tengo una biblioteca repleta de recuerdos plasmados en un papel, más bien tengo un mar en el tintero, un mar escrito por gotas de sal, un mar que debo navegar, no como un capitán a bordo de un tras atlántico, sino como un naufrago, que siente la sal hasta en los riñones cada vez que una ola ahoga sus pulmones, un naufrago que delira por beber agua, agua dulce que refresque sus labios destrozados por el sol.

Naufraga y peregrina, sigo caminando, sigo en este viaje de la vida, sin certeza de cuál es el destino, con la única esperanza de algún día volver a verle, abrazarle y sentir que el tiempo no pasó desde que dejó de ser un errante viajero en esta vida, que ya no estoy segura si es vida o no. Qué tal si todo tiene otra perspectiva, que tal si esto que llamamos vida no es otra cosa que la muerte, y quienes se han ido, sean los que realmente estén vivos. Pienso en esto una y otra vez, que tal si el día en que nací realmente estaba muriendo… y el día que muera es cuando realmente naceré, naceré a ser quien desde un principio fui diseñada a ser: eterna.

Entonces Dani está en el verdadero lugar, en la verdadera vida… y yo, yo estoy a la espera de nacer. ¿Quién pudiera tener la certeza de que todo cuanto vemos, hacemos etc. es realidad? Siempre le decía a Dani, ¿quién te asegura que el gris es gris?, esta duda existencial no es cosa de hoy, cosa de 7 meses, es cosa de toda mi vida, como si siempre hubiera existido en mi ese sentido de la trascendencia, de creer que esto no lo es todo, no es suficiente, como si realmente no perteneciera a este lugar, como si mi corazón hubiese sido diseñado para algo más que ser feliz o infeliz.

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"Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto y aceptado con gusto desde lejos, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra ... Sin embargo buscaban algo mejor, una patria celestial" Hebreos 13:11-16

"Peregrino soy en la tierra, no escondas de mí tus mandamientos. Salmo 119:19


 
 
 

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