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La fractura de mi alma (parte II)

  • Foto del escritor: Moni Alba
    Moni Alba
  • 9 jul 2022
  • 19 Min. de lectura

Actualizado: 10 jul 2022

Después de la muerte de Dani, solía pensar que no habría algo que pudiera dolerme más que eso o que fuera de tal magnitud, pero pocos días después de su muerte, empezaría para mí la prueba de dolor más profundo e intenso que he vivido hasta este momento de mi vida. Antes de llegar a esa parte, hay varias cosas que quiero contar. Llevo años pensando si alguna vez iba a tener el valor de contar la parte más oscura de lo que viví después de que Dani llegó al otro lado del cielo, porque hay muchas personas involucradas en esta historia (que tal vez estén leyendo esto) y porque son situaciones extremas que jamás en las peores pesadillas sabrías que hacer, hasta que la pesadilla se hace realidad y debes vivirla; esta es mi perspectiva y mi versión; y lo único que anhelo en mi corazón es contarla, sacarla de mi como parte de mi proceso de seguir sanando, aunque en este punto de mi vida, si lo estoy escribiendo es porque mi corazón está en la capacidad de hacerlo, porque mis heridas han sanado, porque he perdonado y todo ha sido por pura misericordia divina. (Paréntesis, si aún no has leído la parte I te dejo el link: parte I, leela y luego vuelve aquí)


¿Saben? Muchas veces escuché que en medio de las pruebas de la vida, sale de nosotros lo que realmente hay en nuestro corazón, se hace visible la bondad o la maldad, se expone a la luz quienes somos, verdaderamente quienes somos, y eso, eso nos sucedió a Dani, a mi y a nuestras familias. ¿Han escuchado también el dicho de que cuando te casas, te casas con la familia también?. Mi relación con la familia de Dani antes de su enfermedad fue buena, pero cuando él enfermó todo cambió, todavía no me explico por qué en el momento en el que Dani más necesitaba su apoyo, fue cuando salieron a flote las grietas de sus almas, recuerdo mucho noches enteras hablando con Dani, consolandolo en medio de lágrimas porque le dolía la distancia de su familia, al mismo tiempo el trataba de encontrar razones que “los excusara”, decía: bueno tienen muchas ocupaciones cada uno está en su propia vida, pero esto lo decía con un dolor profundo en su corazón. Creo que en los primeros meses de su enfermedad ellos no dimensionaron la gravedad del cáncer que él tenía y tal vez por eso mismo no estaban tan presentes como Dani anhelaba.


Cuando diagnosticaron a Dani, tuvimos que decidir a dónde irnos a vivir porque nuestro apartamento quedaba en un cuarto piso y era un dúplex pequeñito, así que era imposible seguir ahí por la movilidad restringida de Dani y para mi iba a ser muy difícil movilizarlo, intenté encontrar un apartamento en un primer piso pero las cosas no se dieron así, finalmente decidimos provisionalmente vivir con mis papás, mientras encontrábamos un lugar. Hasta ese momento no sabíamos que el tumor en la médula espinal de Dani era un cáncer, uno agresivo, así que cuando nos enteramos y los médicos nos dijeron que durante mes y medio debía tener quimioterapia y radioterapia todos los días, supe que sola en un apartamento con Dani no lo iba a lograr, pues todos los días debíamos ir a la clínica para las quimios y radios (todos los días nos recogía una ambulancia hacia medio día y volvíamos a casa hasta la tarde o a veces noche), así que con Dani decidimos quedarnos por tiempo indefinido en casa de mis papas, donde podía tener 24/7 el apoyo de mi mamá y mi familia.


Y así fueron pasando los días, los meses y más o menos hacia el mes de marzo o abril 2017 las cosas empezaron a empeorar, Dani cada día perdía más capacidad en todo sentido, las hospitalizaciones empezaron a ser más seguidas, en todas ellas yo me quedaba todas las noches con él, nuestro hogar se trasladaba a una habitación de la Clínica Nueva, y conforme Dani se iba agravando la relación con su familia también, era conflicto tras conflicto, discusión tras discusión, miro hacia atrás y las discusiones eran por pendejadas (poniendo todo en perspectiva), creo que la familia de Dani perdió mucho tiempo en peleas, tiempo que pudieron haberlo invertido en él, en acompañarlo, en hacerle la vida más llevadera en medio de la prueba que vivía, pero por el contrario ponían ladrillo sobre ladrillo sobre los hombros de Dani que no soportaban ni siquiera el peso de su propia humanidad.


Ya era muy tarde cuando reaccionaron y quisieron hacer algo por y con el, pasar tiempo con él, proponían salir con él, pero Dani ya no estaba en condiciones físicas para salir, ya no podía hacer casi mucho y todas las decisiones que tomé y todas las peticiones que les negué siempre fueron pensadas en el bienestar de Dani, finalmente yo era su cuidadora y la responsable de su bienestar, era quien había estado 24/7 con el y conocía su proceso, sus limitaciones, los riesgos a los que él no podía ser expuesto, ellos solo estuvieron por momentos,propusieron que nos fuéramos a vivir con la familia de él, con su mamá y su mellizo, pero ahí no iba a tener ayuda 24/7 ni el apoyo económico que necesitábamos y que hasta el momento habíamos recibido siempre de mi familia (yo no estaba trabajando, decidí dedicarme 100% a Dani), tampoco era un lugar apto para recibir las visitas médicas que Dani tenía durante el día, ellos tal vez lo vieron como un freno, un límite que puse para no acceder a lo que querían. Así que decidí arrendar un apartamento en la misma cuadra donde vivía la mamá de Dani, para que ellos estuvieran cerca y ya no existieran las excusas de que no lo visitaban porque la casa de mis papás quedaba muy lejos o porque no había tiempo, en ese apartamento solo vivimos una noche, porque al siguiente día de movernos a ese lugar, Dani fue hospitalizado por una neumonía y esa sería su última hospitalización, porque días después, transcendería a la eternidad.


Fue tanto el problema con ellos que incluso en la clínica donde se llevó todo el proceso de la enfermedad de Dani, fue necesario hacer una reunión con los médicos cabecera de Dani, su psicóloga, la familia de él y yo, en la que tanto los médicos como la psicóloga apoyaban las decisiones que yo estaba tomando para el bienestar de Dani. Era insostenible la relación con la familia de Dani, su mamá llegó al punto de decir a los médicos que yo quería matar a Dani, porque autoricé que en caso de paro cardiorespiratorio, no lo reanimaran, porque esa era su voluntad, los médicos estaban aterrados de todo lo que ella hacía, gracias a Dios tuve el respaldo de todo el equipo médico de Dani, a la mamá de Dani si la habían visto un par de veces en el proceso era mucho, tenían que decirle una y otra vez que ella no podía tomar las decisiones legalmente. Todo llegó hasta el punto en el que la mamá de Dani dijo delante de él, de mi, de mi familia que yo era una mala mujer y mala esposa, a lo que Dani contestó en amor y con mucho esfuerzo: Moni es la mujer que Dios me dió y quien ha cuidado de mi y se ha entregado en alma, cuerpo y corazón a mi, a ella como mi esposa y como mujer, deben respetarla, al igual que las decisiones que toma, porque yo confío plenamente en ella.


(Aquí hago un paréntesis, no se imaginan la importancia de hablar temas como: qué quieres que hagan cuando tu mueras, como quieres que sea el funeral, quieres ser cremado o enterrado, si por alguna razón no puedes tomar decisiones como si ser intubado o no, cuál sería tu decisión y comunicar todo esto no solo a tu pareja sino a la familia extendida (si es posible hacerlo por escrito), porque en situaciones como la que viví con la familia de Dani, puede pasar, puede pasar que por defender la voluntad de tu espos@, la familia entera te haga una guerra, una guerra dolorosa e innecesaria. Si no han tenido este tipo de conversaciones, aún si son solteros, los animo a tenerla, porque nadie está exento de vivir una situación así y es muy importante que los que están a tu alrededor sepan exactamente qué hacer cuando mueras, sin mencionar el tema de las herencias, las cuentas del banco, las deudas, los seguros de vida, todo, todo esto es importante hablarlo mientras tengas vida y voz para expresar tus decisiones de un buen morir). Con Dani, no lo hicimos, y yo me gané de enemigos a toda su familia, así que los últimos meses de Dani los vivimos así, luchando con su enfermedad y yo tratando de mantener la calma mientras ellos hacían la tercera guerra mundial contra mí, tratando de blindar a Dani de todo ese conflicto porque era injusto con él vivir toda esa situación, muchas veces llegué a pensar que iba a llegar un punto en el que yo no iba a soportar tanto, tuve temor de mi integridad, tanto que hable con Dani de la posibilidad de poner una caución (es una medida administrativa para evitar que se cause daño o que el efecto no sea mayor, es una medida de protección que emite un juez ) y en caso de que algo me sucediera, los responsables serían ellos (ya habían antecedentes de violencia por parte de la familia de Dani a una cuñada de él), temía que ellos finalmente pudieran separarme de Dani, yo lo amaba con todo mi corazón, alma, espíritu, pero veía como una posibilidad una separación por causa de su familia, realmente la situación era extremadamente compleja.


Todo este contexto era necesario para ahora sí contarles la noche oscura de mi alma, dos semanas antes de la muerte de Dani, su psicóloga me dijo que debía tener listo todo lo necesario para un funeral, comunicar desde antes cuáles eran las decisiones porque cuando el momento llegara, yo no iba a tener cabeza para tomar decisiones, así que así lo hice, comuniqué tanto a la familia de Dani como a la mía, que el funeral lo iba a pagar yo a través de un seguro funerario que tenía, que el cuerpo de Dani iba a ser cremado, lo hice así porque tenía la plena certeza de que si la familia de Dani se encargaba del funeral yo iba a perder las cenizas de Dani. Pero todo lo planeado salió al revés, el día que Dani murió yo no podía pensar, y ¿saben? son tantas cosas las que hay que hacer, llamar a la funeraria, la partida de fallecimiento, decidir que ropa ponerle a Dani, elegir el ataúd, elegir cuántos días va a estar en sala de velación, todo esto con el corazón hecho pedazos y los ojos hinchados de llorar, el cuerpo duele, el alma se encoge, el espíritu agoniza. Estaba en la sala de paz de la clínica (donde llevan el cuerpo de quien falleció mientras llega la funeraria a recogerlo), sentada en una silla mirando a Dani envuelto en sábanas, se acerca mi papá (no le gustan los conflictos) y me dice amor, dejemos que la familia de Dani se encargue del funeral, con la funeraria de ellos es mejor porque el horno de cremación queda en el mismo lugar, o algo así me dijo…. y yo no entendí nada, de verdad no pensaba solo miraba el cuerpo de Dani y no podía parar de llorar, así que mi respuesta, la peor decisión que tomé fue decir: ok que paguen ellos el funeral……


A Dani no le gustaban los funerales, así que no hubo velación eterna, estuvimos en el cementerio solo medio día, e hice que no fuera un funeral normal, la sala estaba llena de fotos de el, nuestras, en la cabecera de su ataúd había un ramillete de globos amarillos y morados (nuestros colores favoritos), los que conocieron a Dani sabían que el era super descomplicado, así que llegaron informales y vestidos no de colores oscuros, sino de colores vivos. Asistieron tantas y tantas personas que yo quedé exhausta de tantos abrazos, y al final de la jornada, se me acercó la mamá de Dani a decirme lo siguiente: tranquila, yo le voy a dar las cenizas de Dani (las cenizas siempre las entregan al titular del seguro funerario, en ese caso la mamá de Dani).¿Han sentido alguna vez esa punzada en el corazón cuando los traicionan? cuando alguien les dice algo de frente pero sabes que por detrás te da la puñalada?, eso sentí en ese momento, yo en el fondo de mi corazón sabía que eso no iba a suceder, y mi respuesta fue: quedan de testigos mis amigas de sus palabras. Mis amigas que claramente conocían la guerra mundial que esa señora me había hecho, me dijeron: ojalá cumpla su promesa. Quedamos de recibir las cenizas de Dani, en ese cementerio 8 días después, un viernes,para que la mamá de Dani me las entregara.





Esa semana rogaba a Dios, suplicaba que la mamá de Dani cumpliera sus palabras para yo poder tener las cenizas de Dani y cumplir su voluntad, sembrarlas en un árbol, Dani soñaba con que un día no existieran los cementerios como los conocemos,sino que en su lugar fueran bosques llenos de vida, que pudiéramos abrazar un árbol y ver la trascendencia de la muerte, de las cenizas en la vida pura de un árbol. ¿Recuerdan que había arrendado un apartamento en la misma calle donde vivía la mamá de Dani?, pues decidí entregar el apartamento y llevar todas las cosas a la casa de mis papas, eso lo hice el jueves, el día antes del que habíamos acordado vernos en el cementerio con la mamá de Dani para reclamar las cenizas. Varios amigos vinieron a ayudarme a empacar mi vida en cajas, gracias a Dios tuve la intuición de hacerlo ese justo día, mis papás me decían que no había afán que esperara mas tiempo, pero yo tenía en mi corazón que debía hacerlo el jueves y punto. Pues ese dia mientras empacabamos todo y poco a poco lo subimos al camión, veo salir de la casa de la mama de Dani, a ella y otros más de la familia de Dani, muy elegantes y en el carro (solo un hermano de Dani sabía conducir, así que para sacar el carro y estar un viernes en la casa tuvo que haber pedido permiso en el trabajo) y mi corazón empezó a latir a mil yo sentía que algo iba mal…. pues ¿qué creen?, el carro se les varó justo en la entrada de mi apartamento, si no hubiera sido así, claramente hubieran seguido derecho sin saludar. Como se apagó el carro justo enfrente de mi apartamento, tuvieron que bajarse a revisar que pasaba y pues a la mamá de Dani le tocó saludarme (sí, le tocó, obligada).


yo: nos vemos mañana a las 8am en el cementerio para reclamar las cenizas

mamá de Dani: emmm si (nerviosa, no me sostenía la mirada), pues y luego es que ¿ud quiere ir?

yo: ¿como así?, en eso quedamos, claro que quiero ir, son las cenizas de mi esposo

mamá de Dani: aaaaaaaaaam ya, pues es que yo voy a ir a recogerlas ya, si quiere ir pues súbase al carro y va con nosotros

yo: pero como asi!!!! quedamos en ir mañana, por qué no me avisaron que iban a ir hoy? no puedo ir ya porque estoy haciendo el trasteo, mis hermanos pidieron permiso en el trabajo para ir mañana a acompañarme, ¿por qué no me avisaron?, osea, si el carro no se vara ni me entero que ustedes habían recogido las cenizas.

(si yo no hubiera decidido hacer el trasteo ese dia, si el carro no se vara en enfrente de mi apartamento, yo ni me doy por enterada que tenía planeado ir por las cenizas sin mi)

mamá de Dani: (no dice nada)

el carro funciona, se suben todos, mi vida se vuelve pedazos, la rabia me controla

mamá de Dani: entonces si va, o se queda?

yo: No puedo ir, mi familia no puede ir, estoy en pleno trasteo, ¿por qué no me avisaron?, ¿sabe?...haga lo que se le dé la gana.


Me subí al carro de mi papa, porque el camión del trasteo ya se había ido adelante, me senté en la silla del copiloto, mi papá me pregunta ¿qué hago?, yo le digo vamos para la casa, lloré y lloré, me sentía humillada, claramente para la familia de Dani yo era un cero a la izquierda, ¿cómo era posible que no me avisaran que iban a ir por las cenizas? y ellos no amanecieron ese dia con la idea repentina de ir a recoger las cenizas, todo había sido planeado y en ese plan no estaba yo, la esposa de Dani, la mujer a la que 8 días antes al finalizar el funeral, le habían dicho: tranquila, yo le voy a dar las cenizas de Dani, la mujer que en ese momento sabía que esas palabras eran falsas, la mujer que el día de la muerte de Dani en pleno dolor y confusión dijo: si, que ellos paguen el funeral. Si había algo más doloroso que la muerte de Dani, era perder su cuerpo, sus cenizas.


En el trayecto a mi casa, reaccioné y llamé a la hermana de Dani, ella era la encargada de tomar muchas decisiones en la familia, así que a quien podía reclamarle era a ella, me dijo que no exagerara (¿que no exagerara? no se les pasó por la cabeza decirme que iban a recoger las cenizas de Dani) que me calmara, que iba a hablar con su mamá a ver qué podía hacer. Finalmente a los 5 minutos me llama la mamá de Dani, diciéndome que ok, que fuéramos al siguiente día, como habíamos acordado. ¿qué me quedaba a mí?, confiar de nuevo en la palabra de alguien que no valía ni un céntimo. Pase todo el día envuelta en mil pensamientos, ¿y si no es verdad que mañana nos vemos? ¿ y si realmente ya tienen las cenizas de Dani y mañana no llegan? (¿qué garantía tenía? ninguna!) Si no me llamaron hoy para ir con ellos, seguramente mañana no me van a dar las cenizas, ¿como le digo que me de las cenizas?… ¿cómo le explico que legalmente me pertenecen? ¿qué puedo hacer si la funeraria solo se las entrega a ella?…mi presentimiento era que yo no iba a tener oportunidad ni siquiera de pedirlas, finalmente las perdería, ese era mi presentimiento.


Al siguiente día, llegamos más temprano de lo normal de la cita que tenía con la mamá de Dani en el cementerio, me acompañaban mis papás, mis hermanos y una amiga. Hablé con la persona encargada a ver si me podían dar las cenizas a mi, siendo su esposa, a lo que me dijeron que solo las entregaban al titular del seguro funerario presentando la cédula. Caminaba de un lado para otro, con esa angustia de presentir que todo iba a salir mal, cómo podía yo mover a compasión a la mamá de Dani para que me diera las cenizas, cuando claramente yo era un cero a la izquierda para ella?, cuando 8 días antes me había dicho tranquila, yo les voy a dar, pero con lo sucedido el día anterior, me quedaba clarísimo que en ella no podía confiar y que su palabra pesaba lo mismo que una bocanada de aire.


¿Y si dividimos las cenizas?- fue la mejor opción que encontré, ella se queda con una parte y yo con otra, pero ¿cómo voy a dividir el cuerpo de Dani? ¿será que la funeraria nos las puede entregar divididas?, fui de nuevo a hablar con la persona encargada y le hice la pregunta: ¿es posible que entreguen las cenizas divididas en dos partes?, esa señora me miró con los ojos desorbitados, como tal vez tu que lees en este momento, los tienes; me dijo: nunca me habían dicho esto, tal vez sí, pero había que hacer la solicitud con tiempo, la única opción es que usted misma las divida cuando se las entreguemos. Ok había una opción, yo misma debía dividirlas…. y ¿en donde empaco la otra mitad? Los osarios que habían disponibles en el lugar eran costosísimos, estábamos a una media hora del centro comercial más cercano, pero yo no podía moverme de ahí, así que mi hermana y mi amiga, salieron a intentar conseguir algo que sirviera y fuera digno como para albergar dentro las cenizas del amor de mi existencia. Pasados no se cuantos minutos, ellas regresaron con una cajita bonita, ya todo estaba listo, faltaba que llegara la familia de Dani, mientras tanto yo ensayaba la mejor forma de decirle a la mamá de Dani, que dividieramos las cenizas.


Finalmente llegan, me acerco a ellos, mi familia estaba lo suficientemente cerca de mí pero lejos de ellos, cruzamos saludos, le explico a la mamá de Dani que las cenizas se las entregan solo a ella, y me derrumbe, todo lo que había planeado decir se borró de mi cabeza, se me olvidó la idea de dividir las cenizas, porque solo alcancé a decirle: Señora M, por favor deme las cenizas, considere darmelas…. su respuesta:



-Yo por qué tendría que tener consideración con usted, si usted no tuvo consideración conmigo, no me dejó cuidar a mi hijo.


(de la última coma hasta el punto, eran palabras falsas. Fue decisión de ellos la forma como actuaron durante la enfermedad de Dani, fueron ellos los que no estuvieron presentes, fueron ellos los que no podían ir a visitarlo porque gastaban en transportes, porque se les iban muchas horas en la visita, porque vivíamos lejos, fueron ellos los que nunca vieron las lágrimas de Dani en las noches cuando se preguntaba por qué ellos no estaban cerca, por que no lo visitaban)


Los pequeños pedazos de mi existencia que hasta ese momento habían sobrevivido, murieron, uno muere muchas veces mientras está vivo, y yo en menos de una semana había muerto ya dos veces, aunque mi corazón seguía latiendo, aunque seguía respirando. Sí, perdí las cenizas de Dani, no recuerdo muy bien lo que dije a la mamá de Dani en ese momento, pero fue algo parecido a esto:



- Yo hice en vida por Dani absolutamente todo por él, le quedan sus cenizas, pero esas cenizas ya no necesitan nada de usted, él la necesitaba en vida, no ahora.



Me fui, con el espíritu agonizando, llorando, no me sentía capaz de seguir aguantando tanto odio y desprecio de parte de ellos, ya era demasiado lo que había soportado durante la enfermedad de Dani, abuso psicológico y verbal día tras día, ya Dani no estaba conmigo, el dolor era insoportable, así que sumarle el dolor de palabras y actitudes de la familia de Dani era demasiado injusto conmigo. Sí existe un dolor más grande que la muerte de Dani, y fue haber perdido sus cenizas, en busca de calma y protección para mi y mi familia, decidí en ese momento, cortar con cualquier forma de contacto con ellos. Solo pensaba que todo lo valioso e importante lo había hecho mientras Dani vivió, que no tener sus cenizas iba a poder sobrellevarlo, porque no me cabía en la cabeza la más mínima posibilidad de volver a tener contacto con nadie de su familia. Pero estaba equivocada, ¿saben?, todos los simbolismos y rituales que existen entorno a la muerte de una persona, son no solo importantes sino necesarios, tu cerebro necesita entender que esa persona murió, para eso existe el tiempo de velación, para eso existe el proceso de ver cómo entierran el ataúd, para eso existe recibir las cenizas y decidir si las dejas en el cementerio o las llevas contigo para luego soltarlas al mar o dejarlas en el cementerio, son procesos que ayudan a entender que esa persona ya no está en este lado del cielo, para eso se visitan los cementerios, porque existe un lugar en la tierra, que te recuerda que ahí está la persona que murió.


A los pocos días de todo esto, me levanto un día temprano en casa de mis papás, me baño, me arreglo y le digo a mi mamá:


yo: Mami, arreglese rápido que tenemos que ir por Dani a la clínica

(en este momento no se que pensó y sintió mi mamá)

mami: ¿Cómo así?

yo: Mami, Dani está hospitalizado, tengo que ir por él, yo creo que hoy le dan salida

Mami: ¿Hija no se acuerda qué pasó el sábado pasado? (había sido el día después de la muerte de Dani, donde llevaron su ataúd al horno de cremación, donde solo estuvimos medio día)

Yo: Claro, estuvimos en la clínica con Dani, y hoy hay que ir a recogerlo

Mami: (me abraza) hija, Dani está muerto, no tenemos que ir a la clínica a recogerlo

Yo: (en shock) noooooooooo, pero si ayer estuvimos con el, mami rápido, vamonos rapido, hay que ir a recoger a Dani


Mi mamá me narró todo, me dijo que Dani estaba muerto, pero yo no entendía ni recordaba nada……yo sentía que me estaban mintiendo, que eso de que Dani estaba muerto no era cierto, yo seguía insistiendo en irme a la clínica porque Dani me estaba esperando…


Queridos, ahí empezó la noche más oscura de mi alma. Mi cerebro colapsó, para mi, Dani no estaba muerto, todos los días la historia en mi cabeza era diferente, pero siempre tenía una cosa en común: Dani seguía vivo.Algunos días pensaba ( bueno más que pensar era una realidad para mí, una certeza, una convicción, todo era muy muy real para mi) que la familia de Dani lo había secuestrado, se lo habían llevado de la clínica sin decirme y lo tenían escondido en algún lugar de Bogotá y yo tenía que salir a buscarlo como fuera, otras veces le decía a mi mamá que Dani me acababa de llamar para que fuera a recogerlo (en mi realidad la llamada si había sucedido, claramente todo esto solo pasaba en mi cabeza), empecé a tener sueños vívidos en los que Dani me rogaba que fuera por el, que él no quería estar lejos de mi, y yo sin dudarlo me ponía zapatos y chaqueta y salía a buscarlo, mi familia obvio no me dejaba salir de la casa y una y otra vez me tenían que recordar que Dani estaba muerto. Todos a mi alrededor estaban locos, ¿por qué no me dejaban ir por Dani? ¿por qué no creen que él sigue vivo? ¿por qué me quieren separar de él?. Recuerdo mucho un sueño en el que Dani me decía: amor, ven por mi, estoy cansado de la música que me pone mi mamá (años después supe que la mamá de Dani le ponía a la caja de las cenizas, música de Paul Wilbur y Dani detestaba esa música). Así viví entre sueños y realidades, de las que me era muy difícil saber cuál era la realidad, meses, largos meses, de soñar todas las noches una nueva versión de Dani sigue vivo y tengo que ir por él, sufriendo cada mañana al despertar y saber que él estaba muerto, pero que en mi interior una voz clamaba y gemía por encontrar de nuevo a Dani aun existiendo en este lado del cielo.


12 meses pasaron así, en los que a mi cerebro cada vez le era más difícil entender la muerte de Dani. Les decía que los rituales son importantes, y a mi me faltó recibir sus cenizas y enterrarlas, me faltó darle un lugar de descanso a Dani en la tierra, y parece que no fuera importante, pero por ese simple hecho me costó muchísimo interiorizar su muerte, vivía un duelo incompleto, un dolor profundo que cada vez hacía el vacío en mi alma más grande. Jamás vi ni siquiera el cofre de sus cenizas, jamás supe qué hizo su familia con ellas, ellos no tenían ni idea cuál era la voluntad de Dani (que sus cenizas fueran sembradas en un árbol), me agobiaba imaginar tantas posibilidades, me agobiaba no saber dónde estaba el cuerpo de Dani, me agobiaba saber que tal vez nunca sabría finalmente que había sucedido con sus restos mortales. En ese periodo de tiempo, no solo mi mente agonizaba, mi cuerpo físico también, llegué a pesar 33 kilos, me dolía seguir viva con tantas incertidumbres que traspasaban mi existencia, cada día era una agonía sin fin, cada noche mis oraciones a Dios, se resumían en: quitame la vida esta noche por favor, no quiero amanecer viva…


Aún hace falta una parte de la historia, el final de la historia, pero por ahora hasta aquí me ha durado la fortaleza para escribir, llevo varias semanas escribiendo esta segunda parte, he tenido que hacerlo por pequeños minutos en diferentes días, porque mirar hacia el pasado y revivir tantos recuerdos dolorosos, hay que hacerlo en dosis, en dosis tolerables para que pueda manejar mis emociones.


Gracias por llegar hasta aquí, no se en cuanto tiempo escribiré la tercera parte, por ahora gracias por llegar hasta aquí, por leer mi historia que parece de película, pero que es lo más real que puedas imaginar, muchas veces vi este tipo de películas como Yo antes de ti, Posdata te amo, pero jamás imaginé que mi propia vida sería una de esas películas que ves y te dejan sin aliento, que te roban las lágrimas; la diferencia es que al ver la película, apagas el televisor y tu vida continua. Yo no tengo un control remoto para apagar mi realidad, pero si tengo un Dios que me ha ayudado a reconstruir mi vida alrededor del dolor más profundo que he vivido. El duelo no es algo que se cura con el tiempo y desaparece, no es algo que se vuelve más pequeño o que duele menos, lo que realmente sucede es que cuando logramos abrazar nuestro dolor, empezamos a crecer alrededor de el, empezamos a tener nuevas experiencias y poco a poco hallamos tranquilidad y paz con la nueva realidad de vivir una vida sin esa persona que ya no está en este lado del cielo. Vivir el duelo, es crecer alrededor de él, hacer de nuestras cenizas el abono para que un nuevo jardín cobre vida desde las partes rotas de nuestra alma.



Con amor,









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