top of page

Un aniversario que no es aniversario

  • Mónica Alba
  • 22 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

Sabía que este día llegaría, y la verdad tenía mucho miedo de enfrentarlo. Tuve mil ideas como irme de viaje, ir a un parque, salir a tomar un café, pero finalmente sea donde fuera no había forma de huir del 21 de Noviembre de 2017. El día en el que cumpliría 2 años de casada con el amor de mi vida.

La vida no ha resultado como imaginaba o planeaba. Si alguien me hubiera dicho hace unos años que hoy sería una viuda joven, me hubiera reído mucho. Hace 2 años dije Sí en un altar (el altar de mis sueños, bajo un eucalipto) a Dani, mi alma gemela, mi compañero, mi amado, mi Chechi; hace dos años si hubiera sabido que Dani partiría pronto igualmente hubiera dicho que Sí en ese altar, porque estoy plenamente segura que esta historia fue escrita por Dios, que no fue un invento de nosotros dos, porque ambos oramos y esperamos recibir lo mejor, y lo mejor para mí fue haber sido dueña de su corazón y que él haya sido dueño del mío, me siento privilegiada no solo de haber pasado junto a él sus mejores días sino también haber sido elegida para sufrir con él los peores días de su vida.

Finalmente no pude huir del día, de las emociones, ni de mí. No hay forma en la que mi corazón no se duela por la ausencia de Dani, que no lo extrañe, que no llore. Y es que nos han enseñado desde pequeños a callar, a no expresar nuestras emociones, porque la mayoría de nosotros no estamos preparados para manejar las profundidades de un corazón herido, por eso hacemos callar a otros. Pero en estos últimos meses he aprendido que es más doloroso no expresar, no fluir… no hay nada de malo en estar herido, no hay nada de malo en sentir dolor, profundo dolor, porque aunque como seres humanos a veces no sabemos qué decir o como actuar, hay alguien que sí nos puede entender y abrazar: nuestro Abba, nuestro Padre.

Pero ahora, oh Jacob, escucha al Señor, quien te creó. Oh Israel, el que te formó dice:«No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado por tu nombre; eres mío.Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo.Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás.Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador.

Isaias 43:1-3

Esta mañana leí estos versículos y fueron la fuerza de Dios a mi corazón para pasar cada segundo del día, porque la promesa no es, que nunca pasaría por aguas profundas o ríos de dificultades, sino que aun estando en esas situaciones Dios permanece a mi lado y aunque yo crea estar ahogándome en medio de las lágrimas, realmente no me voy a ahogar.

He entendido, que en medio de la peor situación que atraviese nuestra vida, la palabra de Dios y Su gran amor sustenta nuestro corazón, que Su mano es tan grande como para mantener unidos todos los pedazos rotos de nuestra alma y que Su aliento nos mantiene con vida aun cuando creamos no poder continuar.

Así que estuvo bien hoy no huir de mis sentimientos sino vivirlos junto a Dios, y pedir que en medio de mi desastre El haga algo. No sé cual sea la situación difícil que hoy vivas, pero sí sé que Dios estará dispuesto a atravesar esas aguas profundas y ríos de dificultad contigo, El no retrocede ante la tristeza y la desolación, es ahí cuando más cercano está, aunque nosotros no sintamos que sea así.

Ya había publicado en una nota anterior el video del matrimonio, pero como hoy es el día universal que conmemora esta historia de amor, aquí va una vez más

Comments


bottom of page