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De la tormenta al ojo del huracan

  • Mónica Alba
  • 24 sept 2016
  • 4 Min. de lectura

Si el día anterior había sido el inicio de la tormenta, no pasaba por mi mente que lo que seguía, era como estar en el ojo del huracán...

Ese viernes ya en el apartamento alisté todo lo que me habían pedido para el aseo personal de Dani, en lo único que pensaba era en ocupar no sólo mi mente sino también mis manos, no quería enfrentar la realidad, así que me distraje un poco arreglando la cocina y lavando ropa a media noche, pero por más que quise evadir la situación, llego el momento en que la ropa ya estaba colgada y la loza lavada, se acabaron las distracciones.... Era tiempo de hacer frente a mis miedos, a mis sentimientos.

Quería orar, hablar con Dios, pero no pude, recuerdo que lloré por más de dos horas y lo único que pensaba era que perdería a Dani, sentía miedo de no volver a verlo! Y entonces me acorde de la historia de Abraham cuando caminaba hacia el monte a entregar a su hijo prometido Isaac, pues eso era lo que sentía, yo en la posición de Abraham, entregando en manos de Dios, lo que El mismo me había dado, pero ahora era necesario soltar y entregar.

Y le dije a Dios: me diste la oportunidad de conocer al hombre mas maravilloso que pueda existir en este mundo, solo te pido que nos ayudes, que lo sanes...pero si es tu voluntad que él parta de este mundo, solo puedo darte gracias por su vida, por haber tenido la oportunidad de amarlo...dame la fortaleza para aceptar lo que tu quieres, me rindo a Tu voluntad.

(Lo se, fui un poco trágica con esa oración, pero fue lo único que salió de mi corazón, en un momento de dolor)

Finalmente dormí una hora, pues aunque las visitas empezaban a las 9 de la mañana, yo estuve desde las 6 sentada en la sala de visitantes, esperando que me dieran luz verde para correr a ver a mi esposo, tenia que contarle lo que Dios había hablado a mi corazón, pues esa mañana antes de salir para la clínica, leí la biblia y entonces escuché la voz de Dios:

Salmo 116

1 Amo al Señor porque escucha mi voz y mi oración que pide misericordia.2 Debido a que él se inclina para escuchar, ¡oraré mientras tenga aliento!3 La muerte me envolvió en sus cuerdas; los terrores de la tumbase apoderaron de mí. Lo único que veía era dificultad y dolor.4 Entonces invoqué el nombre del Señor: «¡Señor, por favor, sálvame!».5 ¡Qué bondadoso es el Señor! ¡Qué bueno es él! ¡Tan misericordioso, este Dios nuestro!6 El Señor protege a los que tienen fe como de un niño; estuve frente a la muerte, y él me salvó.7 Que mi alma descanse nuevamente, porque el Señor ha sido bueno conmigo.8 Me rescató de la muerte, quitó las lágrimas de mis ojos, y libró a mis pies de tropezar.9 ¡Así que camino en la presencia del Señor mientras vivo aquí en la tierra!10 Creí en ti, por tanto dije: «Señor, estoy muy afligido».11 En mi ansiedad clamé a ti: «¡Estas personas son todas mentirosas!».12 ¿Qué puedo ofrecerle al Señor por todo lo que ha hecho a mi favor?13 Levantaré la copa de la salvación y alabaré el nombre del Señor por salvarme.14 Cumpliré las promesas que le hice al Señor en presencia de todo su pueblo.15 Al Señor le conmueve profundamente la muerte de sus amados.16 Oh Señor, soy tu siervo; sí, soy tu siervo, nací en tu casa; me has liberado de mis cadenas.17 Te ofreceré un sacrificio de agradecimiento e invocaré el nombre del Señor.18 Cumpliré mis votos al Señor en presencia de todo su pueblo,19 en la casa del Señor, en el corazón de Jerusalén.¡Alabado sea el Señor!

Cuando leí esto, supe que él día que venia no iba a ser fácil...sentía como si las malas noticias aún no acababan, pero este salmo, renovó mi confianza y fé en Dios

Apenas me dieron luz verde para ingresar a cuidados intermedios, corrí, desinfecté mis manos, me puse la bata y el tapa bocas, casi no encuentro la habitación , ¿por qué será que en las clínicas siempre todo parece un laberinto?!!

Y por fin lo vi!, me hizo tantísima falta que lo abrace y no quería soltarlo, empecé a leerle él Salmo, y nos interrumpió el neurocirujano, el doctor Alexander Vitola, quien nos dijo lo siguiente:

- bueno, una vez analizados todos los exámenes del Señor Daniel, por lo que se puede ver en la resonancia, usted tiene un tumor en la médula espinal a la altura del cuello entre las vertebras c2-c4 esa es la razón por la cual usted está perdiendo el movimiento de sus extremidades, pues la médula espinal es el conducto de comunicación entre el cerebro y los movimientos de piernas y brazos, el tumor esta comprimiendo la médula y lo mas probable es que el movimiento se siga perdiendo y pueda inclusive llegar a hacer un paro respiratorio, esa es la razón por la cual usted tiene que estar en cuidados intermedios, hasta tanto no tomen una decisión.

Hay dos opciones:

1. Realizar una cirugía para extraer lo que más se pueda del tumor y poder definir si es benigno o maligno para saber que tratamiento se le puede dar, el riesgo es que por la complejidad de la cirugía usted puede morir o en él mejor de los casos quedar cuadraplejico dependiente de un ventilador para respirar 2. No realizar ninguna cirugía, pero con el tiempo quedar cuadraplejico y al no saber que tipo de tumor es, no se podría hacer otro tratamiento, por lo que moriría igualmente.

Tienen 2 días para decidir, fue lo ultimo que dijo y se fue!!!!

Ustedes que hubieran hecho??? Que se puede pensar?

Nada!, no se piensa, solo se siente, se siente dolor y miedo, si la noche anterior había llorado mucho, esta vez no se como describir mis lágrimas, eran inagotables e incontrolables.

Lloramos juntos, no hubo palabras, solo nuestras miradas encontradas en el silencio.

El ojo del huracán en una imagen

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