Una decision de vida o muerte Parte II
- Mónica Alba
- 1 oct 2016
- 6 Min. de lectura

Finalmente se llegó el día de la cirugía, nos habían dicho que no era necesario cortar la barba de Dani y cuando llegué a su habitación era otro ser humano!!! como 10 años menor!!!. Habían pasado más de 2 años en que no se quitaba la barba, fue impactante verlo así!.
Ese día solo podía verlo en la mañana pues la cirugía estaba programada a medio día, así que hablamos y oramos, le pregunté si tenía miedo, y me dijo que no, él estaba muy tranquilo y me decía que todo iba a salir muy bien.
Hasta hace poco caímos en cuenta, que cuando acabó la hora de la visita ese día, no hubo palabras de despedida como: si me pasa algo sé feliz y ese tipo de cosas, simplemente nos abrazamos, le dije que hablara con Dios todo el tiempo, y que yo lo iba a estar esperando, que iba a venir a verlo todos los días hasta que despertara (porque el neurocirujano nos dijo que había que mantenerlo en coma por unos días después de la cirugía), así él no se diera cuenta, yo iba a estar ahí sin falta. Eso fue todo, nunca hubo duda en mi corazón de que volvería a verlo, aunque el neurocirujano me repetía cada vez que podía, que no guardara esperanzas, el doctor fue muy sincero, cruel y frío (como siempre) de todas las maneras posibles conmigo, creo que él pensaba que yo no entendía la gravedad de la situación, pero a decir verdad, creo que en ese momento no había otra persona que dimensionara mejor las cosas que yo, pues era quien directamente hablaba con el neurocirujano, quien soportaba sus crueles palabras, las digería, y luego las comunicaba al resto de nuestra familia. Tal vez quien no entendía era el doctor, no sabía que mi confianza estaba puesta en Dios, y no importaba lo que pudiera pasar o no pasar (no importaba mis expectativas o las de Dani), lo único que importaba era que finalmente la voluntad de Dios se cumpliría.
Nos dirigimos hacia la sala de cirugía con mi familia y la de Dani a esperar que en algún momento de la tarde nos dieran razón de él, y así fueron pasando las horas y nunca nadie nos dijo nada!!, sentir esa incertidumbre y tensión no es fácil de sobrellevar…. Sólo te cuestionas… ¿habrá pasado algo?, ¿Por qué no nos dan razón?, y cuando me acercaba a la ventanilla de información lo único que me decían era que aún estaban en cirugía, así fue como todas las personas que estaban esperando algún familiar que se encontraba en cirugía uno a uno se fueron, hasta quedar solo nosotros la familia Guerrero y la familia Alba.

A partir de las 5 de la tarde, ya no podía quedarme sentada en la silla, simplemente tenía mucha ansiedad y me la pase dando vueltas y vueltas por toda la sala de espera, hasta que a las 10.30pm, salió el Doctor Vitola, con cara de tragedia.

Los latidos del corazón se convirtieron en millones por segundos, sentí que se iba a salir de mi pecho, inicialmente el doctor me llamó y dijo que los familiares cercanos podían escuchar el parte medico, entonces entré con mis papas, la mamá y la hermana de Dani.
La cirugía fue muy complicada, bastante complicada, tuvimos que abrir (partir en dos) 4 discos de la columna vertebral para poder llegar a la médula y encontré un tumor muy infiltrante en los tejidos cercanos, por lo que fue muy difícil removerlo, no pude removerlo totalmente, pues de haberlo hecho, Daniel hubiera muerto. Mientras iba removiendo el tumor, estuvimos muy pendientes a unos sensores de movilidad que se pusieron en todo el cuerpo de Daniel, para saber que tanta movilidad iba perdiendo a medida que retirábamos masa tumoral, hicimos lo posible por dejar un Daniel medio funcional (literalmente dijo así, como si Dani fuera una cosa), pero lamento decirles, que todo el movimiento de su hemicuerpo izquierdo se perdió completamente.
-¿Qué quiere decir eso, doctor?, pregunto no sé si fue mi mamá o la mama de Dani
-Eso quiere decir que Daniel no va a volver a mover su brazo izquierdo y tampoco su pierna izquierda. Claramente el no va a volver a caminar, de aquí en adelante queda dependiente de una silla de ruedas
Silencio
Después de estas palabras, no hubo forma de contener las lágrimas
-Hicimos una fijación con tornillos (8) y una platina en su cuello, continuó explicando el Dr. Vitola, para que le dé estabilidad a la cabeza, ahora hay que esperar los resultados de la patología para saber qué tipo de tumor es, por lo que pude ver, claramente es un tumor maligno que requerirá radioterapia o quimioterapia, eso lo define el oncólogo que vaya a llevar el caso. Daniel va a permanecer en cuidados intensivos por lo menos durante dos semanas, y vamos a mantenerlo en coma el tiempo que sea necesario para que pueda recuperarse lo mejor posible
-¿Cuándo puedo verlo?, dije en medio de lagrimas
-Lo están preparando para llevarlo a cuidados intensivos, allá les avisaran cuando pueden ingresar a verlo
(todos salieron de la sala y me quede a solas con el doctor)
La única palabra que pude pronunciar fue GRACIAS, y el Dr me abrazó y dijo:
-Pensé que usted no entendía claramente la situación de su esposo, pero ahora veo que usted es la columna de las personas que los rodean, no va a ser fácil lo que viene, pero tiene que continuar siendo fuerte, es usted muy fuerte!.
A lo que respondí: Dios lo bendiga por salvar la vida de mi esposo
Seguido de esto, salí a encontrarme con toda la familia y ver de nuevo un panorama desolador, por lo que les pedí que nos abrazáramos y no viéramos todo lo horrible que nos había dicho el doctor, sino que agradeciéramos a Dios porque Dani continuaba con vida. Oramos y luego tuve que hacer muchas llamadas informando a tantas y tantas personas que estaban pendientes de recibir noticias, no sé de dónde (obviamente la fuerza de Dios), pero me salieron fuerzas para poder hablar con claridad a nuestros familiares que no pudieron acompañarnos ese día.
Luego del “boroló” de las llamadas, corrí, corrimos! con la mami de Dani a cuidados intensivos para poder ver a Dani, ella entró primero y demoró unos 5 minutos que me parecieron una eternidad, cuando salió, la expresión de su rostro me lo dijo todo…
Me dijeron que entrara a la habitación “xxx”, cuando llegué pensé que me había equivocado de lugar, pues la persona que veía en esa cama no era mi esposo, así que rectifiqué que si era la habitación “xxx” y que en su cabecera decía Daniel Ricardo Zamudio Guerrero…

si era él, lo único que pude reconocer fue su cabello, lo toqué para cerciorarme, crespo…y rugoso al tacto, era Dani! Pero su rostro estaba completamente inflamado y tenía el triple del tamaño normal, sus ojos estaban salidos y muy hinchados y para rematar estaba entubado por su boca para poder respirar…
Ahí justo ahí, mi fé que antes era como los montes Everest se derrumbó, se me derrumbó el mundo una vez más, se me fueron todas las fuerzas y no pude hacer nada más que llorar, busqué una de sus manos, la apreté y le dije, mi amor todo salió bien, estás vivo!!, te amo!, bese su frente, sus ojos y no me quería ir… pero ya era casi media noche e igualmente en cuidados intensivos no se puede estar mucho tiempo. Oré y una vez más le di gracias a Dios por la vida de mi esposo.
Una noche más que no dormí, lo intenté porque me sentía muy cansada, pero no pude, mi alma estaba intranquila… así que pasé toda la noche en brazos de mi papá Dios, sólo El puede dar consuelo en una situación así, las palabras humanas no son suficientes para un corazón vuelto pedazos…
No sé si alguno de los que leen nuestras líneas, justo en este momento está pasando por una situación de dolor, frustración, miedo, desolación, donde todo parece empeorar con el tiempo… si es así, puedo dar fé, que no importa que tan difícil sea la situación, la respuesta que busca tu alma y tu corazón, la tiene Dios.
El reposo que buscas, solo está en Dios, acércate, búscalo… El es la esperanza de vida!
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