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Amarillo- Eres mi cielo

  • Mónica Alba
  • 1 ago 2017
  • 2 Min. de lectura

Aquí mis argumentos y sentimientos a flor de piel, mas desbordados que el mar en medio de un tsunami

La tierra sin amarillo

es un lugar incompleto y vacío

sus días son fríos

y sus noches duran un siglo

El cielo sin amarillo, no es cielo

el sol brilla y no calienta mis huesos

las flores se marchitan en el cenicero

y mi corazón llora sin consuelo

La vida sin amarillo, no es vida

la vida sin color, agoniza y grita

Jesús, tu eres el arco iris

más mis ojos solo ven escalas de grises

Pinta este lienzo en blanco

y une de nuevo nuestros colores

amarillo y morado

juntos en un mar de amores

Aquí la voz de Dios, susurrando tan apaciblemente que no puedo rebatir Su ternura

Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas, así te anhelo a ti, oh Dios.

Tengo sed de Dios, del Dios viviente.

¿Cuándo podré ir para estar delante de él?

Día y noche solo me alimento de lágrimas,

mientras que mis enemigos se burlan continuamente de mí diciendo:

«¿Dónde está ese Dios tuyo?».

Se me destroza el corazón al recordar cómo solían ser las cosas:

yo caminaba entre la multitud de adoradores,

encabezaba una gran procesión hacia la casa de Dios,

cantando de alegría y dando gracias en medio del sonido de una gran celebración.

¿Por qué estoy desanimado?

¿Por qué está tan triste mi corazón?

¡Pondré mi esperanza en Dios!

Nuevamente lo alabaré,

¡mi Salvador y mi Dios!

Ahora estoy profundamente desalentado,

pero me acordaré de ti,

aun desde el lejano monte Hermón, donde nace el Jordán, desde la tierra del monte Mizar.

Oigo el tumulto de los embravecidos mares,

mientras me arrasan tus olas y las crecientes mareas.

Pero cada día el Señor derrama su amor inagotable sobre mí,

y todas las noches entono sus cánticos y oro a Dios, quien me da vida.

«¡Oh Dios, roca mía! —clamo—, ¿por qué me has olvidado?

¿Por qué tengo que andar angustiado, oprimido por mis enemigos?».

Sus insultos me parten los huesos.

Se burlan diciendo: «¿Dónde está ese Dios tuyo?».

¿Por qué estoy desanimado?

¿Por qué está tan triste mi corazón?

¡Pondré mi esperanza en Dios!

Nuevamente lo alabaré,

¡mi Salvador y mi Dios!

Salmo 42 (NTV)

No tengo mucho que decir, sólo que aun medio de la peor tormenta que pueda pasar nuestro corazón, Dios seguirá siendo Dios, y aunque no lo veamos, Él es mas real que nuestra propia existencia, yo peleando con Él, y Él amándome sin mérito alguno.

Mi corazón te oye decir, Ven a mí. Correré a tí, a tú encuentro, Dios. Deleitarme en tí, Solo en tí. Cada día buscaré tu presencia. Allí quiero estar, envuelto en tu amor, Por la eternidad eres mi cielo. Allí quiero estar, envuelto en tu amor, Eres mi hogar, eres mi cielo. Pintas el aire, con tu fragancia. Esparce tu Gloria, Tu Gloria y Majestad. Pintas el aire, con tu frangancia, Tan cerca estás, tan cerca estás.

Eres mi cielo !

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