Fueron felices y comieron perdices Parte I
- Mónica Alba
- 22 nov 2015
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 23 nov 2020
Esa mañana desperté muy temprano, sin embargo la noche anterior pude dormir bien (cosa que no hacía desde hace un buen tiempo; pues la ansiedad, nervios, preguntas, preparativos entre otras miles de cosas, hacían sus estragos), tenía que depilarme las piernas (jajaja), pues no me había quedado tiempo esa semana... pero antes de empezar hable con Dani (mi amado), pues había dejado debajo de su almohada una pequeña carta para empezar el GRAN DÍA lleno de romanticismo! (nota mental: no quiero perder la costumbre de escribirle notas).
Él por su parte, sí había trasnochado un poco y aun le faltaba comprar cosas ( creo que un cinturón café para el pantalón) y también hacer mi cofia, pues la noche anterior habíamos intentado hacerla pero siempre quedaba mal; de hecho tuvimos una discusión un poco fuerte esa noche, sentía como si "algo" quisiera poner en duda la decisión de casarnos aún UN DÍA ANTES DEL GRAN DÍA!, era algo espiritual muy fuerte, pero no hubo lugar a duda en mi corazón, mi amor por Dani es más fuerte que cualquier adversidad.
Así que haber empezado el día con la sorpresa de la carta, fue como un rompe hielo: fuego directo al corazón para encender el amor entre los dos.
Se fue pasando la mañana y la idea era salir a las 10:00 am de mi casa, pues debíamos recoger a Dani y luego si encaminarnos hacia Chia (decidí arreglarme en el lugar donde nos casaríamos y no llegar arreglada como lo hacen la mayoría de novias, todos los invitados estaban citados a las 2:30pm, por lo que a esa hora yo ya debía estar lista).
Recuerdo que todo era CAOS!, yo me preguntaba: ¿ Dónde está la paz y la tranquilidad de los cuentos de hadas?, todos gritaban y el ambiente era estresante en mi casa (mi papá dice que nuestra familia es de locos! jajaja), no sabía que hacer, así que me encerré en el carro esperando a que todos estuvieran listos para irnos, tuve ganas de llorar, pero no iba a arruinar este día.... entonces respiré profundo... y empecé a hablar con Dios, agradeciéndole por todo lo que había hecho en mi vida para llegar hasta ese punto, le pedía que tomara el control de las cosas, le decía que confiaba en Él, pues una preocupación era que el día estaba muy oscuro, parecía que iba a llover y la ceremonia era al aire libre.
Finalmente empacamos todo en el carro y nos dirigimos a recoger a Dani (Sí, nuestro matrimonio no fue nada convencional, juntos íbamos en el mismo carro hacia el lugar de la ceremonia). Tenía nervios de verlo!, era algo extraño pues cada segundo que pasaba, era el cumplimiento de un sueño de toda mi vida. Cuando por fin lo vi, estaba increíblemente guapo!, sólo quería abrazarlo y olvidar todo el caos de mi familia, corrí hacia él y le hice entender con señas que no nos besaríamos, hasta que dijéramos SÍ en el altar. y así fue!
Ya estando en el carro, ví que se había puesto los zapatos del traje de matrimonio y se le veían muy bien... y fue ahí cuando mi cerebro tuvo un pequeño corto circuito!
MIS ZAPATOS!
...los había dejado encima de la cama de mi hermana!, ups! y ya íbamos super tarde!, eran las 11:00 am!, mi papá se puso de mal genio... mi mamá y Dani se reían y yo no sabía en que hueco meterme! jajajaj.... Cenicienta había dejado sus zapatos!
.... continuará
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